Este año se cumple la primera década desde que la familia Grassi comenzó a elaborar, como un proyecto familiar, vinos boutique en su finca Santa Cecilia, ubicada en zonas de San Martin, Mendoza. Su producción no es a gran escala, de allí su particular característica, cada vino recibe un cuidado especial y los productos han demostrado sus excelentes resultados.
Sus consumidores provienen en su mayoría de las ciudades de Rosario, Santa Fe y Córdoba, no obstante, Bariloche también comenzará a ser destino seguro.
Juan Pablo Grassi, dueño de la bodega, brindo una charla degustación de cuatro elogiados ejemplares en el hotel Design Suites de Bariloche, junto a su representante local Adrián Brussino, quien se encargara de la venta personalizada.
Durante el encuentro explicó que sus vinos son elaborados en una pequeña bodega artesanal con capacidad para 12.000 litros, de los cuales el 50% se venden en Suecia, Noruega y Dinamarca. Así mismo, aclaro que no son vinos que se encuentren en góndolas de supermercados ni en vinotecas, solo se comercializan de forma particular.
Ante los convocados por Brussino explicó que la mayoría de sus vinos se obtienen de una rigurosa selección, en un promedio de 35 litros por cada 100 kilogramos cosechados. Producen vinos jóvenes, sin paso por madera, y también de guarda, con hasta 30 meses de permanencia en barricas de roble.
Grassi declara no ser partidario de envasar vinos caros. Asimismo, sostiene que para guardar vinos, hay que hacerlo con unas cien unidades de la misma variedad. “Es la única manera de poder ir tomando cada tanto alguna botella”, afirmó. Dijo que no ver “el sentido de guardar una sola botella, por más selecta que sea”.
El primer vino ya marco particularidades únicas al paladar. Un bivarietal joven, malbec – syrah 2010, un vino fácil de tomar, fresco, frutado, recomendado como aperitivo. Este ensamblaje, de 14,5º de alcohol, es logrado por la bodega a partir de la fermentación de estas dos variedades de alta calidad. Mientras se degustaba el ejemplar, Grassi señaló que este año solo se embotellaron 3.000 botellas, después de su estacionamiento natural.
Luego se maridó junto a variedad de canapés y bocadillos, un trivarietal 2009, logrado a partir del ensamblaje de uvas syrah – malbec y ancelotta. Esta última cepa, es una variedad típica del norte de Italia, la cual Grassi escogió plantar de regreso a la Argentina en el año 1998, luego de terminar sus estudios profesionales en aquel país productor. Este ejemplar se logró a partir de la fermentación de uvas con el antiguo método italiano de sobre maduración. En su larga guarda madura gran complejidad, con notas ahumadas, prolongadas en boca. Especial para maridar con carnes de caza o quesos fuertes.
Grassi dijo que este vino nació con la bodega y permite combinar diferentes cepas, según su presentación en la cosecha. También explicó que su esposa Cecilia, quien es sommelier, participa activamente en la elaboración de cada producto.
Seguidamente, se sirvió un Grassi Doppia Vitta (Doble Vida) malbec 2003, una edición única exquisita. Bravo y arrogante, pero con sabores que invitan a maridarlo una y otra vez. Su doble vida se debe al agregado de orujos nuevos luego de su estacionamiento de tres años en barricas de roble, haciéndolo revivir con el único afán de fascinar a los románticos del vino.
Finalmente, un vino con anécdotas particulares, denominado “12 Pasos”, del año 2005. “Su nombre alude a los metros que tiene de punta a punta la pequeña bodega, además, son doce los escalones que se necesitan recorrer para llegar al sector a donde están estacionados estos vinos”, explicó Juan Pablo.
Es un vino elaborado con malbec, merlot, syrah y cabernet, en proporciones variables. Se abrió un cosecha 2006, con 24 meses en barrica y a partir del 2008 en botella. Lo recomienda probar con un chocolate semiamargo.
Todos los productos de Finca Cecilia se clasifican naturalmente en barricas, en algunos casos hasta 30 meses de estacionamiento, y luego se embotellan sin filtrar. Son pocos los ejemplares elaborados a partir de una sola variedad de uva. El enólogo y propietario de la bodega explicó que le gusta ir en busca de nuevos sabores, ensamblando en diferentes medidas las variedades que se producen en la finca.
Así mismo, cabe destacar que la bodega posee plantaciones propias de la vid, pudiendo también comercializar aceites de oliva de forma selecta. En menor escala, elabora a través de destilados, a baño maría como principal método, grapas. Los asistentes pudieron probar grapa de orujo, de 40 grados, donde un litro de producto destinado proviene de 40 kilogramos de orujo.
El aceite de oliva y la grapa también fueron maridados durante la reunión y elogiados por los presentes.
A diez años de iniciado este emprendimiento familiar, finca Santa Cecilia posee, para sus elaboraciones y las de otras bodegas, un laboratorio enológico, en el cual se analizan las uvas y mostos antes de comenzar los procesos, se van analizando los vinos a medida que evolucionan, se buscan las mejores maneras de mejorar la calidad de forma natural y se toman decisiones en cuanto a conservación, estabilización y embotellado.