Transitando cerca del km 18 de la Av. Bustillo, se destaca del lado derecho un nuevo nombre para un establecimiento que hace años ofrece servicios gastronómicos. Ahora, este hermoso lugar con vista panorámica al lago Nahuel Huapi y a la Península San Pedro se llama Chiado, un restaurante y casa de té remodelado, ambientado en los años ´30.
Con delicados objetos antiguos y buena música que remite a la época, se caracteriza a simple vista por su estilo parisino. La patiserie es exquisita, sin más, para acompañar la hora del té, con elaboraciones artesanales y originales. También se sirven almuerzos livianos y platos elaborados, para disfrutar de la vista desde el salón o el deck.
Como parte del emprendimiento familiar, Germán Rey dirige la nueva propuesta, recibe a los invitados, los acomoda en el salón y les acerca la carta que prefieran, la del té, los almuerzos e incluso, si es jueves o viernes, los invita a cenar. Del otro lado, otra de las figuras más importantes, esperando las comandas esta Gastón Figueroa, entre las ollas es el cocinero de Chiado, con muchas ideas y recetas que fusiona por su desempeño en otros lugares del país y el mundo.
El restaurante abre a partir de las 12:00, con entradas y variedad de sándwiches, sorrentinos rellenos con queso brie y salsa de peras, una combinación agridulce de las más solicitadas. También hay malfattis de espinacas con salsa de hongos, pappardelle ai frutti di mare, gnocchi, trucha a la plancha, pastel de pollo con puré de calabazas, aceitunas, pasas de uva y almendras, fondue de queso para dos, salteados y elaboraciones al wok con vegetales, pollo, orientales y agridulces.
La carta de tés nos lleva, por sus aromas y sabores particulares, en un recorrido por diferentes países, con hierbas, plantas, flores y especias propias de Polonia, Bulgaria, Pakistan, China, Egipto, Bélgica, Italia y Sudáfrica, para preparar con hebras en tacitas de porcelana antigua.
Los invitados se van contentos y en ocasiones compran alguno de los objetos en exposición que, por sus tantos años de guarda, portan un valor agregado y decorativamente son lindísimos. Latas antiguas y juegos de tacitas y teteras de porcelana antigua, son solo algunos de los objetos en exposición.
Los jueves y viernes se puede cenar en el lugar, con reserva previa al 15-780528. Una visita para pasarla bien, como en los años ´30, con música de la época y buenos vinos servidos en copas antiguas. Las reservas solo se reciben hasta las 22 horas.
Los postres se hacen lugar en cada oportunidad, o mejor expresado, son muy tentadores, por la combinación de texturas e ingredientes y por su misma presentación en una heladera tipo vitrina, donde modelan acomodadas en una pasarela propia la marquisse de chocolate, cake de manzanas y especias, budín de zanahorias, tarta de lima, trifle de dulce de leche y torta tatín de manzana a la manera de Letty, la madre de Germán, que colabora cuanto puede con sus recetas. Además de la clásica fondue de chocolate.
Un placer escuchar música Charleston frente a los ventanales, disfrutando del imponente paisaje, algo que escapa a lo tradicional en la zona del Nahuel Huapi.
Conservando su estilo en todos los servicios que ofrece, un buen dato para tener en cuenta es que Chiado se dispone para reuniones especiales, festejos y agasajos.
Antes de ser administrado por los propietarios del establecimiento, funcionaba allí el restaurante Bread, que se mudó y la familia Rey decidió refaccionarlo, redecorarlo y ponerlo en marcha nuevamente. Germán trabajo en hotelería mucho tiempo y cuando surgió la idea no dudo en tomar las riendas de un proyecto que hoy se suma a nuestros recomendados de Bariloche.
Tortas, budines, barritas, muffins, brownie, alfajores, cookies, tostadas francesas y canoli siciliani di bronte al pistacchio, son más de las elaboraciones que nos dan cita indiscutible, para acompañar con café, amplia variedad de jugos y licuados, entre ellos de zanahoria, jengibre y naranja o smoothies de bananas y frutillas o berries y pera, todas delicias artesanales de la casa.