Cuantas veces nos hemos dicho frente a una receta de cocina, un libro, revista o programa de televisión “¡voy a cocinar ese plato!”. Sea la comida japonesa, china, italiana, española o de otra procedencia, es evidente que un plato no solo es el resultado del conseguir sus ingredientes. En todas las culturas, cada producto tiene un porqué, haciendo por cada una de ellas un mundo gastronómico diferente. Por ello, cocinar y sobre todo probar comida oriental constituye junto al Nahuel Huapi una experiencia exótica pero interesante.
En esta ocasión el restaurante Covita, a cargo de su propietario y chef Guillermo Andreani junto al chef Martín “Chino” Belozercovsky, presentó otra de sus ya tradicionales cenas exóticas. El menú contó con seis pasos, destacándose en cada uno de ellos los sabores vietnamitas que hacen a la sabrosa y “picante” comida tailandesa.
La cultura culinaria de esta zona del mundo está envuelta en un paraíso tropical de cosas ricas. El principal alimento es el arroz, hay muchas variedades, pero los dos más importantes son el aromático tailandés, de grano largo, que se sirve en la mayoría de los platos salados y el arroz glutinoso, pegajoso por su alto contenido de almidón. Este ingrediente acompaña la mayoría de las preparaciones, así como en Argentina, y en otros muchos lugares del mundo, el pan es el compañero infaltable.
En la comisa asiática también se utilizan muchos pescados y mariscos, ajíes y pimientos picantes aromatizados con albaca, echalotte, tamarindo o jengibre. Solo en ocasiones se consumen recetas con cerdo, carne vacuna, pollo y pato ya que, en su mayoría, las poblaciones son budistas.
En Covita, cocina natural, sus cocineros parecieron adoptar por una noche el tan preciado significado que conlleva en español el término Tailandia, “tierra de los libres”, elaborando los platos que mas deleitan a los tailandeses y que en esta oportunidad se presentaron con buenos resultados sobre las mesas del restaurante.
En primer lugar, los comensales degustaron “tom yam kung”, una sopa agripicante, elaborada con lima, chile y tamarindo, langostinos champiñones, cherris y hojas de cilantro. Una sopa con mucho carácter y por cierto, muy picante.
En segundo lugar, los platos se llenaron de verdes y arrolladitos en papel de arroz, bien al estilo vietnamita, rellenos de seitán, zanahoria, nabo, verdeo y hongos shiitake. La idea fue envolver los arrolladitos en las hojas de lechuga, cilantro o menta para comerlos junto a tres variedades de salsas, una de soja y jengibre, otra a base de maní y una tercera “picante” con jugo de limón, chile y ajo.
Las raíces de la cultura polifacética que dio origen a la cocina de Tailandia datan de hace miles de años y, como la mayoría de las culturas, ha absorbido características culinarias de otras muchas zonas circundantes y colonizadoras. Su influencia más remota y la que aun sobrevive en la india.
El tercer plato, elaborado por Guillermo y Martin “el Chino”, fue un típico curry del sur de Tailandia, “tom kao plaa” preparado con vegetales, una pasta de especias, raíces, hierbas y maní, en suave cocción de leche de coco. Sanamente picante, este manjar fue acompañado con arroz jazmín.
Por lo general, los tailandeses acompañan sus delicias con agua bien fría, con cervezas y también con whiskies vietnamitas, pero son muy pocos los que acompañan con vino, debido a su elevado costo. En esta ocasión, los costos no fueron un problema y la calidad de los productos de las bodegas La Rural, Trumpeter malbec y savignon blanc, acompañaron cada uno de sus platos. Para el postre, se sirvió el tardío.
Uno de los platos más ponderados resultó el “laap kao plaa”, muy popular de Laos que consiste en pescado blanco con menta, cilantro y lima, acompañado con arroz glutinoso. En este caso los cocineros eligieron el pez gallo. El plato pudo ser probado con los palitos chicos, combinando el pescado con el arroz. Antes del postre se sirvió una sopa de lemongrass, “tom kha tao-huu” con lima, leche de coco y jengibre con vegetales y tofu.
Todos los platos dieron muestra de la cocina característica de Tailandia, extremadamente sana, concentrada en vegetales, light. La mayoría de los platos se pueden comer con los dedos, aunque también se utilizan los palitos chinos para fideos o para sopas que contengan pastas y los cuchillos y tenedores propios de culturas europeas.
Finalmente el postre, exquisito. “Kahoa nian ma muang”, un clásico tailandés que lleva arroz glutinoso en leche de coco y frutas frescas.
Cada uno de estos platos y muchos otros pueden elaborarse en casa, siguiendo recetas fáciles que explican paso a paso las preparaciones y complementan con información detallada sobre esta interesante cultura culinaria que expresa sociabilidad y alegría bajo el término “sanuk”, que significa “agradable”.