“En gastronomía, todo es posible”. Y si alguien tiene dudas, que se fije en Alberto Pérez, creador del “Boliche de Alberto”, la cadena de restaurantes más exitosa de Bariloche.
La apertura de su cuarto local propio, especializado en pastas, permite disfrutar de su gastronomía admirando los hermosos paisajes que rodean a Bariloche. No hay ventanas hacia la naturaleza, el paisaje se refleja con fotografías gigantes, sobre las paredes.
El nuevo restaurante se ubica frente a su parrilla de Elflein 158 y luce un diseño moderno, propuesto por el propio Alberto Pérez y concretado por la arquitecta Juliana Arrieta. Tiene capacidad para 120 comensales, en una sola planta. En uno de sus laterales hay vista hacia la zona oeste, el lago Moreno y el cerro Capilla, con magníficas imágenes, que permiten crear la sensación que uno está sentado junto al paisaje.
Sobre el otro lateral también hay espectáculo, en este caso en vivo. La planta de elaboración de pastas fue emplazada a la vista de los comensales y los maestros pasteleros pueden ser fotografiados, como su fuesen actores. Así como las parrillas asan las carnes a la vista, la elaboración de las pastas también es “en vivo” y se puede ver como “nacen” los ravioles, sorrentinos, tallarines o spaghetti. Sin duda un acierto de marketing y concepto empresario.
Todos los restaurante construidos por Alberto priorizaron el servicio, la correcta atención al comensal. Son edificios funcionales, cómodos, amigables, para el personal y el cliente. En este caso el abastecimiento de mercadería se realiza desde la parte posterior del edificio, hasta donde hay acceso vehicular. En la parte alta están los depósitos, sala de personal y también hay un montacargas para el traslado al sector de cocina, en la planta inferior.
El restaurante, inaugurado el 12 de julio de 2019, mantiene la exitosa carta, donde solo se incluyen pastas caseras, elaboradas en el momento. Hay nueve variedades de ravioles, ñoquis de papa o rellenos con mozzarella y albahaca, canelones, sorrentinos y la célebre “lasaña Alberto”. Todas las pastas se pueden acompañar con diferentes salsas. En breve se sumarían los penne rigate y también una deliciosa salsa putanesca.
Los postres también son exquisitos y tradicionales. Ricos helados, plan casero, budín de pan y el “postre vigilante” con queso y dulce. Muy recomendable la “Copa Alberto” que viene con helado, frambuesas, dulce de leche y crema batida, es deliciosa y abundante.
La carta de vinos prioriza los tintos, ideales para acompañar las pastas. Están las principales bodegas argentinas y se puede encontrar algunos vinos de alta gama, como el Nicola Catena, Enzo Bianchi o Luca Malbec. También tintos de Río Negro y Neuquén.
La capacidad del local duplica al que estaba en Elflein y Villegas, pero sigue luciendo lleno. No en vano los boliches de Alberto son uno de los pocos restaurantes en la ciudad donde la gente hace cola para entrar, esperando que abran a las 20.
“No hay nada más difícil que preparar un plato sencillo”, indica un antiguo precepto de la gastronomía. Por ello, la mayoría de los restaurantes ofrecen cartas variadas y platos complejos, para que todo comensal encuentre algo a su gusto. Los Boliches de Alberto ofrecen solo carnes o pastas, pero son los mejores de Bariloche y siempre están llenos.