Las recetas que elaboraban sus abuelos, con verduras de sus tierras y animales bien del campo, son la inspiración de la propuesta encabezada por Cristina Soria, sobre la calle Villegas 467, de ahí también el nombre, Aniceto y Catalina, que los recuerda.
Con una idea clara en gastronomía, Cristina conspira a favor de los platos saludables, con ingredientes de buena calidad, en especial muchas verduras en variedad de elaboraciones, cuidado en las frituras y sabores caseros para almorzar en el trabajo, en casa o en el colegio. “Se ha dicho mucho de los ritmos diarios que llevamos en la actualidad, el trabajo, la familia, las diferentes actividades diarias, ya no somos solo amas de casa, tenemos muchas responsabilidades y cada una nos demanda tiempo, incluso si buscamos que nuestras comidas se ajusten a una dieta saludable, con productos de buena calidad, frescos, elegidos y variados”, explicó Cristina.
Con dos años de trayectoria y reconocimiento por la calidad de trabajo y atención, buscando recuperar las recetas tradicionales de la familia, el local de comidas elaboradas propone dos menúes para cada día de la semana, uno con cazuela de pollo, matambre a la pizza, lasaña, pollo al disco, sorrentinos, arrollados de carne, bifes a la criolla, ñoquis y arroz con calamares entre otros.
Paralelamente, el otro menú “light” alista chop suey de pollo, moussakka de berenjenas, ensalada de vegetales con cereales, fideos integrales, tomates rellenos con mix de vegetales, merluza, pastel de calabaza y choclo, budín de zanahoria y ensalada de pollo y vegetales entre otras opciones en base a verduras y carnes grillé.
Aniceto & Catalina nace a partir de esa idea: ofrecer cada día comida preparada, sencilla pero con elaboraciones variadas en base a productos de estación.
A la carta también pueden escogerse otras opciones, algunas de ellas se muestran en la heladera mostrador, vitel thoné, lengua a la vinagreta, matambres, tendones a la provenzal, berenjenas al escabeche, tartas de atún, puerro, cuatro quesos y zuccinis, primavera, calabaza, pollo o tartaletas individuales.
También se ofrecen pizzas tradicionales y de harina integral, con tomates grillados, espinaca, champiñones y brócoli, buñuelos de verdura, tallarines al huevo o de espinaca, panzottis de calabaza, sorrentinos de ricota, lasaña de vegetales, zapallitos rellenos y variedad de ensaladas y sándwiches completos. Para acompañar los platos, pésto de rúcula, salsa de roquefort, crema de hierbas, salsa de verdeo, bechamel, fileto, mixta o bolognesa.
Cristina es cocinera y pastelera. Ella misma selecciona los platos, que luego son presentados en un folleto en forma de almanaque y en la carta, expuesta en el local, en forma de pizarra. “Soy partidaria de la teoría que afirma que somos lo que comemos, mucha gente sale de casa sin desayunar y a la hora del almuerzo acude a comidas rápidas en lugar de cocinar. Esto debe dejar de ser un hábito, ya que trae repercusiones, no solo invita al cansancio, que a la larga trae estrés, sino también obesidad y aumento considerado de colesterol.
Las combinaciones de alimentos que se puede realizar para comer sano son muchas, pero toda dieta sana debe incluir diariamente pan, cereales y derivados, como el arroz y la pasta, verduras y fruta, leche y derivados, como el yogur y el queso (si no es en forma directa, si deben estar incluidos en diferentes elaboraciones), carnes, huevos y frutos secos y también aceites y grasas, aunque en pequeña cantidad”, agregó la cocinera.
La cocina del local se encuentra a la vista, Cristina trabaja con varios ayudantes que elaboran sus ofertas en el momento, la mayoría con productos de huerta que su familia vende en un local ubicado en la misma cuadra.
Uno o dos días a la semana se ofrece alguna opción con pescados si los productos están frescos y a un precio razonable, no solo por la calidad de sus elaboraciones sino también por el valor de sus propuestas.
Menúes a partir de recetas tradicionales.
Las recetas que elaboraban sus abuelos, con verduras de sus tierras y animales bien del campo, son la inspiración de la propuesta encabezada por Cristina Soria, sobre la calle Villegas 467, de ahí también el nombre, Aniceto y Catalina, que los recuerda.
Con una idea clara en gastronomía, Cristina conspira a favor de los platos saludables, con ingredientes de buena calidad, en especial muchas verduras en variedad de elaboraciones, cuidado en las frituras y sabores caseros para almorzar en el trabajo, en casa o en el colegio. “Se ha dicho mucho de los ritmos diarios que llevamos en la actualidad, el trabajo, la familia, las diferentes actividades diarias, ya no somos solo amas de casa, tenemos muchas responsabilidades y cada una nos demanda tiempo, incluso si buscamos que nuestras comidas se ajusten a una dieta saludable, con productos de buena calidad, frescos, elegidos y variados”, explicó Cristina.
Con dos años de trayectoria y reconocimiento por la calidad de trabajo y atención, buscando recuperar las recetas tradicionales de la familia, el local de comidas elaboradas propone dos menúes para cada día de la semana, uno con cazuela de pollo, matambre a la pizza, lasaña, pollo al disco, sorrentinos, arrollados de carne, bifes a la criolla, ñoquis y arroz con calamares entre otros.
Paralelamente, el otro menú “light” alista chop suey de pollo, moussakka de berenjenas, ensalada de vegetales con cereales, fideos integrales, tomates rellenos con mix de vegetales, merluza, pastel de calabaza y choclo, budín de zanahoria y ensalada de pollo y vegetales entre otras opciones en base a verduras y carnes grillé.
Aniceto & Catalina nace a partir de esa idea: ofrecer cada día comida preparada, sencilla pero con elaboraciones variadas en base a productos de estación.
A la carta también pueden escogerse otras opciones, algunas de ellas se muestran en la heladera mostrador, vitel thoné, lengua a la vinagreta, matambres, tendones a la provenzal, berenjenas al escabeche, tartas de atún, puerro, cuatro quesos y zuccinis, primavera, calabaza, pollo o tartaletas individuales.
También se ofrecen pizzas tradicionales y de harina integral, con tomates grillados, espinaca, champiñones y brócoli, buñuelos de verdura, tallarines al huevo o de espinaca, panzottis de calabaza, sorrentinos de ricota, lasaña de vegetales, zapallitos rellenos y variedad de ensaladas y sándwiches completos. Para acompañar los platos, pésto de rúcula, salsa de roquefort, crema de hierbas, salsa de verdeo, bechamel, fileto, mixta o bolognesa.
Cristina es cocinera y pastelera. Ella misma selecciona los platos, que luego son presentados en un folleto en forma de almanaque y en la carta, expuesta en el local, en forma de pizarra. “Soy partidaria de la teoría que afirma que somos lo que comemos, mucha gente sale de casa sin desayunar y a la hora del almuerzo acude a comidas rápidas en lugar de cocinar. Esto debe dejar de ser un hábito, ya que trae repercusiones, no solo invita al cansancio, que a la larga trae estrés, sino también obesidad y aumento considerado de colesterol.
Las combinaciones de alimentos que se puede realizar para comer sano son muchas, pero toda dieta sana debe incluir diariamente pan, cereales y derivados, como el arroz y la pasta, verduras y fruta, leche y derivados, como el yogur y el queso (si no es en forma directa, si deben estar incluidos en diferentes elaboraciones), carnes, huevos y frutos secos y también aceites y grasas, aunque en pequeña cantidad”, agregó la cocinera.
La cocina del local se encuentra a la vista, Cristina trabaja con varios ayudantes que elaboran sus ofertas en el momento, la mayoría con productos de huerta que su familia vende en un local ubicado en la misma cuadra.
Uno o dos días a la semana se ofrece alguna opción con pescados si los productos están frescos y a un precio razonable, no solo por la calidad de sus elaboraciones sino también por el valor de sus propuestas.