La presentación en sociedad del whisky single malt Madoc confirmó una vez más que los productos elaborados por Pablo Tognetti son muy buenos. Degustamos un single malt suave en aroma y sabor, complejo pero no muy intenso, con leves tonos frutados y que perdura en boca. Un producto joven, ideal para saborear en una tarde noche estival.
La cita fue en la vinoteca Patagonia Vinos, donde Anabella Alcuáz y Jorge Goriziano disponen de una magnifica sala de reuniones y degustaciones. Pablo explicó los orígenes del whisky, Roger Whewell como se realiza la mezcla de las diferentes barricas y Cristian Tamborini dirigió la degustación. La producción es por ahora a escala muy reducida, no obstante se puede reservar alguna botella en la vinoteca de la calle San Martín.
“Mi objetivo fue hacer un whisky liviano, suave, que sea fácil y agradable de tomar”, explicó Pablo. Detalló que la primera partida tiene poco más de dos años de guarda en barricas, el mínimo necesario para que se logre el joven y buen producto. Se elabora usando solamente maltas Pilsen, argentinas, agua de vertiente y levaduras cerveceras. Las barricas de roble usadas fueron importadas, pero en un futuro podrían usar algunas añejadas en Mendoza con vinos blancos.
La destilería se emplaza en Dina Huapi y la bebida se hace con agua subterránea, a 18 metros de profundidad. La planta de elaboración luce magnífica y entre los equipos de destaca una olla de cocción de 2000 litros y dos alambiques de cobre, donde se destila una cocción que llena una barrica de roble. Hay dos cavas para guarda, en la primera reposan un centenar de barricas y en la posterior hay lugar para otras 300.
Su nombre evoca a una leyenda que sostiene que en el siglo XII el príncipe galés Madoc cruzó el Atlántico con su gente huyendo de guerras y conflictos en el Viejo Mundo en pos de otra tierra para empezar una vida nueva. Madoc whisky es un tributo al príncipe y a todo inmigrante en busca de paz.
Tognetti es un referente en materia de cerveza artesanal y si bien nunca instaló una planta cervecera, elabora en forma casera hace más de tres décadas. Los principales cerveceros artesanales locales lo consultaron en sus comienzos. Siendo doctor en física y directivo de Invap está familiarizado con la elaboración de productos de alta calidad, cuyo timing trasladó a sus bebidas.
“Comencé a destilar whisky en 1995, en una olla de presión de mi esposa Gloria”, explicó ante los presentes. Si bien los resultados fueron alentadores continuó cocinando cervezas caseras.
El armado de una pequeña destilería surgió durante el 2010, con su hija Lilla y su yerno, con quienes concretaron el proyecto en Las Golondrinas, cerca de El Bolsón. Pablo creo el whisky La Alazana, cuya primera partida de botellas se comercializó en diciembre de 2014, y que recibió una medalla dorada en la distinción anual que realiza la “Scottish Craft Distillers”, en Pitlochry, en octubre de 2015.
La Alazana obtuvo su licencia en 2011, como la primera destilería de whisky de malta o “single malt whisky” del país. El nombre del whisky es el mismo de la chacra y se origina en los caballos.
La sociedad con su yerno concluyó en 2015 y Pablo comenzó a proyectar su nuevo emprendimiento, en Dina Huapi, en el predio vecino de su gran amigo Martín García, quién instala allí la nueva planta de elaboración de cerveza Manush. En un futuro ambas permitirán visitas guiadas y degustación de sus productos en la planta.
Tognetti destacó la colaboración de Roger en el armado de la planta y en especial del “Rafa” Manero, quien fue el arquitecto de la obra, pero también quien facilitó sus instalaciones para que madure el whisky envasado en las barricas, hasta la finalización de la nueva construcción.
Toda la planta fue diseñada y construida en Bariloche por la familia Ortiz. Los destiladores tienen cuellos muy altos y son íntegramente de cobre, ya que este metal permite traccionar químicamente con los compuestos sulfurados y lograr el cuerpo de la bebida.
Roger explicó la importancia del añejamiento y las diferentes posibilidades que se tiene de combinar barricas usadas por el bourbon, jerez o vinos, y también el tiempo que el whisky pasó en ellas. Su trabajo consiste en mezclar dichos productos, e ir probando, hasta lograr la combinación ideal, que será la que se envasa en las botellas. Explicó que durante el añejamiento, una pequeña porción del producto se evapora. El whisky promedia el 40 por ciento de alcohol.
Cristian dijo que para elaborar un buen whisky es fundamental tener paciencia. “Los resultados se consiguen en años, algo muy diferente en la mayoría de las bebidas”, sostuvo. Recordó que el destilado es incoloro y que el color se lo proporciona la madera. Mientras más oscuro es el whisky, generalmente tiene más años en la barrica.
Las opiniones hacia Madoc fueron por demás favorables. Sin dudas un buen producto, que será un regalo más para estas fiestas y promete ser un buen presente de visitantes y lugareños. Por ahora hay, poco, pero es bueno.