El escenario gastronómico local sin duda ha cambiado y como hemos detallado en otros informes, la baja de restaurantes fue considerable. No obstante, el empeño y la persistencia siguen en mente de muchos restauranters que optaron por reinventarse y continuar con nuevas propuestas entre los recomendados de la ciudad.
Tal es el caso del restaurante Tarquino que cambió de nombre y oferta culinaria, reemplazando sus carnes y platos gourmet por cerveza, pizzas a la parrilla y empanadas criollas. El establecimiento sigue siendo el mismo, una construcción magnífica que ahora recibe a sus clientes con un enorme chop de cerveza en la puerta que renombra al local como “La Pinta”.
La ecuación juega a favor de las pizzas y aunque sea una de las comidas mas globalizadas cada lugar le da su toque personalísimo y, como es de imaginar, La Pinta las elabora al calor de las brazas, haciendo de cada opción una combinación exquisita de texturas, crocante, con ese sabor inigualable que aporta el humo de los leños y abundantes ingredientes.
Entre las especialidades la carta alista varias opciones, con o sin ajo, jamón, morrones, roquefort, panceta, huevos fritos, anchoas, rúcula y jamón crudo, Palmitos con salsa golf, muzzarella, hongos patagónicos y trucha ahumada, todos ingredientes a elección.
Las empanadas fritas y los envoltinis son exquisitos, estilo bien criollo, para recomendar. También se pueden escoger picadas de quesos y fiambre y postres sencillos, como flan casero, helados, bombón suizo, almendrado con o sin chocolate y el postre helado de la casa “postre La Pinta”.
Los locales aceptaron conformes la propuesta sobre las calles 24 de Septiembre y Saveedra y las recomendaciones ya suenan de boca en boca. Las opciones en cervezas también son variadas. Los chop de La Cruz, tirada, es una de las más solicitadas.
En La Pinta, las pizzas demostraron tener vida y estilo propios, a la parrilla, exquisitas, una excelente opción para disfrutar de estas elaboraciones tan clásicas.
Atendida por sus propios dueños, la familia Verkys se enorgullece del cambio, incluso la reapertura tuvo su festejo, donde los invitados degustaron todas las opciones que presenta la carta nueva.
Los valores tienen un promedio de $50 por persona y las comodidades continúan siendo las mismas, ofrece sus servicios para almuerzos y cenas, hay capacidad para más de 80 comensales, posee rampa para sillas de rueda y buen espacio de estacionamiento.
Los turistas siguen siendo bienvenidos pero el cambio fue una decisión para invitar sin más al público local. Con una nueva versión, accesible, en un ambiente cómodo, bien de montaña como lo fue siempre.