La cerveza de Ferrán Adriá

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Ofrecer una cerveza por 120 pesos puede sonar a disparate. No obstante, si por la misma cifra se ofrece una botella de vino espumante o mejor aún, una bebida alcohólica que lleva el sello de Ferrán Adriá, la cosa cambia. Con este último argumento nos ofrecieron una vistosa botella, en cuyo interior nos aseguraron hay una cerveza que es excelente y se asemeja a un buen vino. Y compramos…

El producto es obviamente “Estrella Damm Inedit”, la bebida creada por los maestros cerveceros de Damm y por el célebre cocinero de “elBulli”, junto a su equipo de sommeliers, hace media década. No obstante, por ser un producto de elevado precio, no llegó demasiado pronto hasta las costas del Nahuel Huapi.

Lo cierto es que actualmente puede conseguirse en “La Pata Negra”, un almacén emplazado en la calle Belgrano 33 especializado en productos de alta gama. El lugar (cuyo nombre hace referencia a los mejores jamones españoles) ofrece variedad de fiambres, quesos, aceitunas y otros productos gourmet, todo de excelente calidad. También hay cervezas artesanales, vinos orgánicos, con la atención personalizada de Lourdes y Jenaro Bathis. Esta cerveza también está en Patagonia Vinos, la vinoteca premium de la ciudad, en la calle San Martín.

En la presentación de Estrella Damm Inedit, Adriá, Juli Soler y los sommeliers, Ferran Centelles y David Seijas, explican que el producto “nace para llenar el hueco que existía cuando se elige la cerveza como bebida para acompañar la mejor gastronomía”. Está elaborada con malta de cebada y trigo, con lúpulo, cilantro, piel de naranja y regaliz, lo que la hace una cerveza de  intensidad, textura y gama aromática únicos. Se presentó en España en abril del 2009, en envases de 750 y 500 cc, con un costo de 8 y 6 Euros por botella.

Adriá, copropietario y chef de “elBulli” desde 1984 hasta su cierre en el 2011, explicó que nace del convencimiento de que “era necesaria una cerveza capaz de acompañar con el máximo respeto la mejor gastronomía”. Esa es su intención y su virtud, y eso es lo que la convierte en una cerveza diferente, especial, única. De alta intensidad y complejidad aromática, con aspecto ligeramente turbio. Muy afrutada y floral en nariz, con sensación de levadura fresca y recuerdos a especias dulces. Se trata de una cerveza de textura cremosa y fresca, suave volumen y carbónico delicado. Tiene un postgusto largo y de recuerdo afable.

Probamos la cerveza Estrella y la verdad, nos gustó. Obviamente, no es un producto para poder tomar muy seguido, y tampoco será común que sea una cerveza clásica a la hora de comer pizza. Pero, por cuanto Bariloche ya es sinónimo de buena cerveza, con una veintena de marcas artesanales propias, también creció la oferta de cervezas importadas.

Su graduación alcohólica es baja, apenas 4,8 %, lo cual la hace amena para acompañar todo tipo de comidas. Una bebida que puede reunir el festival de sabores que nos regala la gastronomía. Los amargos, los ácidos, los ahumados, los acéticos… También las vinagretas, los cítricos y los dulces. La burbuja está integrada y es delicada. En cada plato esta cerveza cambia de bouquet y adapta sus cualidades: un carácter suave con personalidad compleja.

A semejanza de los vinos blancos y espumantes esta bebida se mantiene sobre la mesa en cubitera. Recomiendan usar copas de vino blanco, y servir entre 4º a 8ºC.

Así que, invierta unos pesos y pruebe algo único. Al fin y al cabo, para eso están las ricas bebidas. Cuando vea la botella, seguramente lo va a seducir.

 

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