Las experiencias Rutini creadas por Osvaldo Sánchez Salgado para Patagonia transitan su décima quinta temporada. De esta manera la bodega mendocina La Rural confirma su liderazgo junto a la buena mesa gastronómica del sur.
Desde su creación, estas acciones -que buscan el intercambio y la activa participación del público- han ido consolidado su trayectoria y repercusión a partir de ejercitar la idea de que “la información aumenta el placer”. Así, por medio de degustaciones guiadas y juegos de cata especialmente diseñados para cada formato de reunión, se entrega información técnica y cultural sobre arte y ciencia enológicos y también acerca de los vinos de alta gama, en un marco ameno y distendido. La experiencia gourmet tiene lugar cada verano e invierno.
La iniciativa comenzó en Bariloche y se extendió a Villa La Angostura y San Martín de Los Andes. Posteriormente también al Alto Valle de Río Negro y Neuquén, con acciones en Cipolletti, General Roca y Neuquén. En cada restaurante, hotel o vinoteca tiene lugar la degustación y posteriormente una cena, maridada con los vinos Trumpeter o Rutini, las altas gamas de la bodega cuyana. Las degustaciones son sin cargo, por invitación, y en las cenas solo se abona el valor de la comida. Una excelente oportunidad para aprender y disfrutar de la buena mesa.
Este verano se realizaron 29 acciones, 10 de ellas en Bariloche. En el Club Hotel Catedral la cita fue en el restaurante El Balcón, administrado desde esta temporada por Charly Cimadevila. La degustación previa se realizó en el living del hotel, con panorámica vista hacia las pistas de esquí y la naturaleza. Un lugar de ensueños, pero también con historia.
Osvaldo centró su explicación sobre los vinos espumantes de la bodega, en particular su Brut Nature y el vino Pinot Grigio, una cepa originaria de la localidad de Friuli, Italia. Sobre esta última, se basó el “test de la uva”, un juego de cata que tradicionalmente acompaña cada degustación. También se pudo probar el Malbec Encuentro, cosecha 2016, un tinto fantástico.
El menú fue en formato degustación, de cinco pasos. Comenzó con un Beagle de harina de algarroba, sashimi de salmón, creme de ciboulet y rúcula. El segundo plato se preparó con productos muy locales: tiradito de trucha, frutos rojos de la comarca, aceto y germinados. Ambos con vino blanco.
El pulpo grillado, con papas confitadas y migas de pimentón fue realmente muy bueno. Maridado con el Encuentro Malbec resultó perfecto. Unánime ponderación de los presentes.
El principal, lomo de ternera al Malbec, con papa a la Arzak, salsa criolla y brotes también muy rico, solo que muy pequeño. Fue acompañado por el Malbec Rutini, en botellón de 3 litros, servido desde un decantador por Erardo Cursio, compañero de Osvaldo en todas las presentaciones.
El postre, cremoso de chocolate semi amargo, crumble de café, macarons de almendra e isomalt de pensamientos fue servido con la tradicional grapa Rutini.
Las instalaciones de Dirty Dick´s, en el kilómetro 5 de la ruta al Llao Llao también lucieron completas. Un lugar tradicional para la buena mesa junto al Nahuel Huapi. Sus titulares, Rosana y Pablo Ricci, prepararon un delicioso menú de tres pasos, con salmón de entrada, brochet de carne y postre con frutos rojos y torta de vainilla con crema.
Osvaldo reiteró las bondades del vino espumante, originario de Francia, y explicó que durante el 2018 en la bodega mendocina se realizó una degustación de los productos locales y varias botellas de los más importantes champan, para constatar una vez más que los vinos mendocinos se equiparan a los mejores del mundo.
En Dirty Dick´s se pudo degustar el Cabernet Sauvignon de Encuentro, plantado en la zona de Tupungato, con una fermentación maloláctica y 12 meses de barrica de roble. Un tinto de color rojo intenso, con matices violetas, taninos vigorosos pero redondos y textura sedosa. También el Rutini Cabernet Sauvignon, que pasó 12 meses en barricas de roble francés. El enólogo de La Rural, Mariano Di Paola, combinó el cabernet con un 70% de Syrah, lo que permitió lograr un color rojo rubí, con matices violáceos. Un vino complejo, de taninos suaves y persistente final.
Junto al postre fue servido el vino blanco dulce Gewürztraminer, con un toque de Riesling. De nombre difícil pero un alegre color amarillo verdoso brillante es uno de los vinos ideales para postres. Tiene aromas a flores blancas y frutas cítricas.
Final feliz para un nuevo encuentro con Rutini. Sin dudas una de las citas más importantes de cada temporada en Patagonia.