Un delicioso viaje musical y epicúreo por platos y recetas del siglo XVIII, inspirados en el tiempo y la ópera de Wolfgang Amadeus Mozart, coronó la quinta noche de la XX Semana Musical Llao Llao. El menú de Don Giovanni, opera creada por Mozart en 1787 y estrenada en Praga el 29 de octubre, permitió que los asistentes compartan la mesa con los músicos, los anfitriones y el director de orquesta.
La velada logró una ligazón fantástica entre la música y la gastronomía. ¿Qué duda cabe, sobre que la música es alimento del espíritu? Ninguna. Es probable que la ópera Don Giovanni sea la única en que se come en escena y un protagonista debe cantar con la boca llena. Y si bien en el Llao Llao nadie cantó, todos disfrutaron de los platos preparados por los chefs Federico Domínguez Fontán, Gustavo Villordo y una orquesta de expertos cocineros.
Los acertados criterios de los organizadores convocaron a Osvaldo Sánchez Salgado, periodista experto en gastronomía, para que conduzca la cena, a semejanza de lo que hacen Nelson Casto y Marcelo Arce durante los conciertos. Con un amplísimo repertorio de conocimientos Osvaldo detalló los platos servidos en el banquete de Don Giovanni y lo que sucede en la ópera, donde el dueño de casa empieza a comer, con la presencia del “convidado de piedra”, la estatua del Comendador, a quien había atravesado con su espada, en un duelo desigual.
En primer lugar se pudo probar el bisque de langostinos, una exquisita sopa, la preferida de Lorenzo Da Ponte, libretista de Mozart, quien la compartió con el músico y su amigo Giacomo Casanova, junto a un budín crocante de calabaza.
Por supuesto que no faltaron los Mascheroni alla napolitana. Sánchez Salgado explicó que Trivulzio y Corallina, dos criados de la opera, fueron los encargados de servir esta pasta, ponderada por el mismísimo rey Fernando IV. Otros dos platos de la cena fueron el pollo de campo trufado y el fricando de conejo. El pollo o la gallina se sirven con frutos secos y pasas de uva y el conejo con tocino, en cocción suave.
La cena fue servida con la nueva línea de vinos Encuentro, de la bodega La Rural, y su representante regional, Erardo Cursio, llevó Chardonnay con 10 meses de roble, Malbec y Cabernet con 12 y un espumante. La velada incluyó el tradicional cuestionario que prepara Osvaldo para sus “Encuentros Gourmet Rutini Wines”, que hace una década se llevan a cabo en la cordillera, y que en esta oportunidad de centraron en la ópera de Mozart. Hubo premios para los que respondieron correctamente las preguntas y también se entregaron numerosos delantales de cocinero. Rafael Gintoli, director del Ensamble Estación Buenos Aires, quien compartió una larga mesa con la violinista Francesca Dego y la pianista Francesca Leonardi, quien minutos antes había deleitado a los presentes, se lo colocó con entusiasmo y felicitó a Martín Nijensohn, por la integración de la música y la gastronomía.
En un ambiente distendido, se recordó que Don Giovanni también comió faisán y probó el vino agiáno y que en aquella época la realiza europea moría por el tokay, un vino dulce que los cautivaba. No faltaron los postres preferidos por Don Giovanni, el strudel de manzana, el gugelhups (pan dulce austríaco) y los krapfen (buñuelos de confitura).
La reunión culminó con el reconocimiento de los presentes y los votos para que estas veladas formen parte de los festivos encuentros del 2013, cuando la Semana Musical Llao Llao presenté su primer libro, con un resumen de las dos décadas.