Di Como en calle España

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Después de una exitosa década de servicio en el kilómetro 1 de la avenida Bustillo Alejandro Manzoni decidió abrir una sucursal en la calle España, en un local que supo albergar las cocinas del Shushi Club y de Nido. “Di Como del lago”, como fue bautizado, tiene la misma carta y la misma propuesta que el tradicional restaurante. “Estoy un poco acá y un poco allá”, afirma Alejandro, quien personalmente está al frente de la cocina.

Di como se especializa en cocina italiana. Los sabores son auténticos y cada producto se identifica. Los sabores no se superponen, en todo caso, se complementan, amalgaman, para lograr disfrutar de cada propuesta.

La carta comienza con los antipasti, donde se puede optar entre los boccocini di mozzarella, una provoleta, el pomodoro capresse, mini calzone o una bruschetta pequeña. También hay variedad de ensaladas.

Las pastas simples vienen en el formato de fettuccine, penne rigate, spaghetti y gnocchi de patate. Las rellenas son los sorrentini de mozzarella e prosciutto, ravioles de ricota y espinaca o de cuatro quesos, cuatro variedades de lasagna: ripiena, di funghi, di asparraghi y di fiume. Hay una docena de salsas, entre las que se destacan la de pesto, scarparo, Di Bologno, Di Como o Di Rocco.

Alejandro incluye en su menú una hoja con platos recomendados. Hay una degustación de ravioles, lasagna y pasta simple, en tres variedades y salsas diferentes. Todas exquisitas. Otra opción son los ravioles verdes con salsa scarparo, los sorrentinos de mozzarella y prosciutto con la salsa de la casa (Di Como), tres propuestas de ñoquis y los penne rigate con salsa di rocco. En materia de carnes, lomo al champignone con papas noicette o lomo a la pimienta con puré de batata.

Hay una veintena de pizzas, en formato grande y chico. La Di Como viene con salsa de tomate, mozzarella, jamón crudo, fior di latte, tomates cherry y albahaca.

A la hora de los postres, fantástico el tiramisú. También la Copa Di Como (que incluye dulce de leche, mousse de chocolate, mousse de súper sambayón, crema y chocolate rallado).

En su ingreso el local tiene una vistosa barra, donde se pueden degustar variedad de tragos, aperitivos y cocktails. Hay whisky, licores y cognac, tanto para tomar previo a la cena o de sobremesa. En sus inmediaciones se emplaza la vinoteca, que es a la vista, donde se puede ir viendo que vino vamos a tomar. Hay vinos de las bodegas Zuccardi, Weinert, Graffigna, Cuarto Surco, Montmayou y San Pedro de Yacochuya. También Rutini y Trumpeter, de la bodega La Rural, botellas de Alto Las Hormigas, Las Perdices, Nieto Senetiner, etc.

El lugar, en tres plantas, ya lucía muy bien decorado y ahora se aumentó su iluminación, lo que sin duda constituye una medida acertada. Junto al salón intermedio está la cocina y la planta inferior es el lugar ideal para reuniones de amigos o familiares.

En las paredes se lucen varios cuadros del artista plástico Miguel Angel Vitaliti. La idea de que el lugar también sea una galería de arte también se copió del kilómetro 1, donde periódicamente van rotando pintores locales.

Alejandro es oriundo de la ciudad de Buenos Aires, donde su familia tenía heladerías. Desde allí se vinculó con la gastronomía. Vive en el sur desde el año 1982. Tuvo un café-resto en El Bolsón y a partir del 2001 se instalo en Bariloche. Se especializa en cocina italiana, de donde provienen sus ancestros. El apellido de Alejandro es por demás “tano”. Todo se prepara en base a productos de la zona y en el momento, por lo cual la espera siempre suele ser amenizada con una degustación que ofrece la casa.

Es una cocina italiana con influencia mediterránea. “Uso tomates cherry, albahaca, berenjenas, aceitunas negras”, explicó. También hay platos de montaña italiana, con salsas con carnes y picantes. “Yo cocino como si fuera para mi, no podría preparar algo que no me gusta”, afirma el propietario y cocinero.

En la evolución del restaurante destaca la captación de muchos clientes locales. “El barilochense es un buen gourman, sabe comer y exigir buen servicio” afirmó. El secreto para captar público local es ofrecer un buen producto a un buen precio. “Tengo muchos clientes que vienen al menos una vez por mes pero otros hasta una vez por semana. Ello impide las grandes diferencias entre las temporadas alta y baja”, indico.

Apuesta al turismo que se aloja en los numerosos hoteles que hay en las inmediaciones y al barilochense que valla caminando. “Es verdad, acá no hay estacionamiento. Pero, los que vienen a Di Como en automóvil saben que pueden ir al kilómetro 1, donde hay una amplia playa para estacionar. En ambos casos, la comida es deliciosa.

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