Cuarta Parrilla de Alberto en Bariloche

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Alberto Pérez, simpatizante del “rey de copas” el glorioso Independiente de Avellaneda, es sin dudas el rey de las carnes grilladas en Bariloche y prueba de ello es la apertura de su cuarta parrilla. El local, en la esquina de Mitre y Beschtedt, abrió sus puertas el sábado 23 de agosto y rápidamente consolidó el prestigio que tienen los “Boliche de Alberto”.

Muchos restauranteurs locales afirman que los turistas piden carne al menos cuatro veces por semana, cuando llega la hora de comer. Por ello no es de extrañar que existan tantas parrillas y que los menús de los restaurantes incluyan invariablemente platos con carne vacuna, cordero y cerdo. Y si alguien tiene dudas, que le pregunte a Alberto, cuyas cuatro parrillas generalmente están llenas. Son, junto a Girula, la Fonda del Tío y Breogan, los restaurantes donde la gente hace cola para lograr una mesa a la hora de cenar.

Pérez tiene una larga trayectoria gastronómica y arribó a esta región a fin de la década del setenta. «El primer restaurante lo tuve en Dina Huapi”, recuerda Alberto, quien  colgó el primer cartel “El Boliche de Alberto” en la parrilla frente al control de ingreso a la ciudad, en 1989.

Desde entonces creo un estilo de servicio, de parrilla y atención que “pese a ser imitado, nunca logró ser igualado”, como le gusta afirmar a su propietario. En sus locales el parrillero cumple las funciones de mozo y sirve la carne, al plato y al gusto del comensal. Los comises solo sirven la bebida y levantan la mesa. En sus parrillas no hay cocina, solo se preparan papas fritas y ensaladas.

Siempre tuvo muy buen personal, con oficio y la camiseta de la empresa puesta. También las instalaciones son excelentes y en la actualidad todas sus parrillas fueron diseñadas como tales. Tienen cámaras de frío y equipamiento moderno. Nunca cobró cubierto y no cambia la carta en altas temporadas. Otra característica de Alberto es que siempre recorre todos sus establecimientos, saluda personalmente a los clientes y charla con los amigos. Y no hace falta que de indicaciones, todos los que trabajan en su empresa saben lo que tienen que hacer.

El menú mantiene algunos productos desde siempre. Para comenzar se pueden pedir empanadas, provoletas, chorizos y morcillas. Luego vienen los cortes de carne, que se sirven por porciones, en la tabla, por los propios parrilleros, con el punto de grillado a gusto del comensal. Siempre hay asado sin hueso, bife de chorizo, ojo de bife, bife de lomo, vacío y cordero, que se puede pedir por porción (que alcanza para dos comensales) o media porción. La entraña y el cerdo solo se sirven en porción entera. También hay pollo a la parrilla.

Las carnes, estrellas de la casa, pueden acompañarse con ensaladas (lechuga, radicheta, tomate, cebolla y zanahoria) en forma individual o combinada. También hay puré de papas y papas fritas, que se pueden pedir con huevos fritos.

Alberto siempre tiene buenos postres, varios de ellos clásicos. Así, se puede pedir el queso y dulce, flan casero (con dulce de leche y crema) almendrado, helado en dos gustos, ensalada de frutas o bombón suizo. Recomendada la “Copa Alberto”, que tiene helado de americana, crema, dulce de leche y frambuesas.

Hay carta de vinos y otra de las particularidades de Alberto es que ofrece cerveza en botellas de litro, algo muy poco habitual en los restaurantes.

Buena relación precio calidad y la recomendación de los barilochenses hizo que los restaurantes tengan frecuentemente cola a la hora de cenar. La gran mayoría de los turistas va al menos una vez a comer a lo de Alberto. Y su imagen, sosteniendo dos bifes de chorizo, dio la vuelta al mundo.

“No me molesta que intenten copiarme, comenzaría a preocuparme si tendría imitar a los demás, ya que implicaría que mi propuesta ha sido superada», sostiene, mientras se prepara para recorrer cada uno de sus establecimientos.

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