Otto Tipp fue el primer poblador en elaborar cerveza en El Bolsón y lo hizo a partir de 1904, cuando llegó desde Chile. Otto fue un inmigrante alemán quien arribo a la zona con rizomas para cultivar lúpulo y con él empezó a elaborar cerveza rubia.
En el año 2001 José Bonfanti comenzó a elaborar cerveza en su casa, para tomar con amigos y su esposa, Mónica Milohanich. El producto gustó y rápidamente lograron cuatro variedades: roja, rubia suave, negra suave y una de trigo.
Instalaron su pequeña fábrica y bautizaron la cerveza en homenaje a quien fue su primer productor. Ella es contadora y él licenciado en administración, lo que permitió que el proyecto tenga un sólido respaldo en los números. Construyeron el local donde fabrican la cerveza, en Islas Malvinas y Roca, y luego anexo su brew pub. En ese entonces surgieron varios emprendimientos cerveceros en la ciudad, donde la cerveza El Bolsón era la única comercial.
La elaboración de la cerveza le demandaba muchísimas horas de trabajo, lo cual motivó que abandone otras tareas y se concentre en la birra.
Los cuatro estilos se mantienen hasta hoy con el agregado de una negra y otra roja, fuertes. Todas se hacen con fermentación Ale, en caliente.
José explicó que es autodidacta y que el primer curso, sobre levaduras, dictado en la Universidad Nacional del Comahue, lo realizó recién en el año 2014.
Para cocinar tiene un tanque de 450 litros. También tienen máquinas para embotellar la cerveza y para etiquetar las botellas.
La elaboración es la a vista y la cervecería permite visitas guiadas de turistas y grupos, siendo la única en su tipo en la región del Paralelo 42. Cuando llegan las visitas Carlitos explica sintéticamente como es el proceso y luego todos son invitados con un vasito de cerveza tirada, a manera de degustación. No falta una amplia estantería, con todos los productos y varios artículos de merchandising para comprar. En el exterior del local crece una planta con lúpulo.
José explicó que en su momento también se encargaban del brew pub y su gastronomía. “Pero era demasiado trabajo y no nos podíamos ocupar de la fábrica como corresponde”, recordó. Dijo que por ello, con Mónica, decidieron alquilarlo, pero con la condición de que allí se continúe vendiendo su cerveza. Hoy el restaurante de llama “A Gusto” y administrado por Zulema tiene buena gastronomía.