Rodeada de selectas obras de arte y el paisaje deslumbrante que emociona a través de imponentes ventanales, la cocina de este emblemático establecimiento presenta una carta con productos de río, mar y montaña que completa la maravillosa vida artística que atesora El Casco Art Hotel.
El compromiso de una chef dispuesta a todo continúa posicionando a esta cocina entre las mejores de Bariloche. Oriunda de Entre Ríos, Ana Lucía Arias llego al hotel hace seis años, de la mano de la reconocida pastelera Pamela Villar, con quien trabajó en renombradas cocinas de Buenos Aires, donde afianzó sus gustos por las elaboraciones dulces. Sus manos artísticas continúan aportando a la pastelería de El Casco. Sin embargo actualmente, Arias dirige con éxito la cocina y sus platos dejan entrever el legado adquirido y su inigualable entusiasmo por continuar aprendiendo.
Espontánea y franca afirma: “la pastelería me hizo llegar a este hermoso lugar y estoy orgullosa de haber aprendido aún más”. Con fondo de paisaje explicó que “esta rama culinaria y la cocina son muy disimiles, mientras una es estricta y metódica, la otra es libre. He aprendido muchísimo junto a mi antecesor, el chef Martin Erkekdjian. A él lo caracterizan las técnicas vanguardistas, las admira y se siente cómodo en ellas. Yo descubrí que me atraen las contemporáneas y de a poco le voy dando identidad a los platos”.
Después de tres años como pastelera del hotel, paso al puesto como sub chef y a fines del 2011, tras la partida de Erkekdjian, fue designada chef ejecutiva. “Cuando llegué, el nivel de profesionalismo en la cocina me resultó exigente. No me asustó, al contrario. Mi puesto estaba en el sector de pastelería; pero la cocina, aunque no era mi fuerte, me fue entusiasmando. Fue un desafío en mi carrera y estoy orgullosa de haberme dispuesto a todo”.
Ana saca provecho a los ingredientes estacionales, por lo que sus comensales siempre encuentran nuevos productos en guarniciones y decoraciones. Disfruta modificar la carta junto a Ignacio Gutiérrez Zaldívar, titular y creador del nuevo hotel, amante no solo de las artes, también un destacado sibarita. “Juntos definimos la impronta de nuestro menú”, afirmó.
El arte y la gastronomía en el hotel fluyen con extraordinaria creatividad. Entre las entradas, se puede solicitar tibios langostinos sobre morcilla crocante, sopa de zanahoria, leche de coco y cardamomo, mollejitas doradas o el tarta tatin de tomate y cebollas caramelizadas. Platos ideales para la hora del almuerzo o para despedir el atardecer, sobre a la costa del Nahuel Huapi.
La moderna versión de El Casco cuenta con una colección de más de 500 pinturas y esculturas de arte argentino. Junto al wine bar se aprecian las bellísimas obras laberínticas del artista Ernesto Bertani y aledañas al salón, las obras realistas del artista barilochense Juan Lascano, autor de naturalezas muertas, bodegones, desnudos y paisajes, es además un reconocido retratista.
La carta de principales llega decidida a seducirnos. Entre las carnes se puede optar por una silla de cordero rosé con risotto de trigo u ojo de bife con papa rellena de salchicha parrillera, queso brie y huevo de codorniz. Así mismo hay pescados, como la trucha del lago con crema ácida y panqueques de maíz rellenos con humita casera.
Las pastas caseras son muy recomendadas. Entre ellas, los tagliatelles con pesto de pistachos, reducción de espumantes, brócolis y zuccinis, o los ponderados ñoquis del 29.
El ambiente del salón se embellece con una excelente selección de vinos argentinos, organizados en una cava a la vista, guarecida del calor y la luminosidad. Así mismo se dispone de una magnífica barra y una carta de habanos con productos importados dispuestos en una caja que los conserva y protege delicadamente.
“Pronto habrán más novedades en nuestra carta. Queremos homenajear a la baronesa alemana Ruth Von Ellrichshausen, cocinera y propietaria del hotel hasta los años ´90, quien vive en su casona contigua al hotel”, confirmó Arias.
Ruth escribió varios libros de cocina. En ellos publicó un compendio de recetas sofisticadas para la época en idioma alemán, con traducción al español. “Hace 30 años la cocina era muy distinta, pero Ruth demostró ser muy visionaria. Sus preparaciones eran de alta cocina y en ella ya incluía jengibre e ingredientes muy utilizados entre las tendencias actuales. Será un honor inspirarnos en ella”, finalizó la chef.
Durante la década del 70 y durante 20 años El Casco atrajo a turistas de todo el mundo con su atmósfera de glamour europeo y la cordialidad que supieron cultivar sus dueños y anfitriones los barones alemanes Alfred y Ruth von Ellrichshausen, quienes emigraron a nuestro país en la segunda mitad del siglo XX. Tras largas temporadas de éxito El Casco cerró sus puertas durante siete años hasta que Ignacio Gutiérrez Zaldívar compró la propiedad. En diciembre de 2006 se reinaugura el remodelado hotel y Ruth conservó su casa contigua al establecimiento.