Wine House Cava Patagonica

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La favorable cotización cambiaria y las bellezas naturales hicieron que en los últimos años se incremente muchísimo el turismo extranjero en Bariloche. Paralelamente creció la oferta de servicios, muchos de ellos pensados para los brasileros, un público que en invierno concurre en gran escala a ver y disfrutar de la nieve.

Los expendedores sirven el vino en tres opciones, con el precio acorde a la etiqueta seleccionada.

Cava Patagónica es una vinoteca diseñada el año pasado para vender vinos a los visitantes de Brasil y ahora abrió su Wine Bar, donde se pueden probar los mejores vinos argentinos. Ambos se ubican en la Galería del Sol, en Mitre al 340.

Ariel Cachazo, empresario turistico de Bariloche, participa del emprendimiento.

“La idea del Wine Bar es que los visitantes puedan conocer y degustar los buenos vinos argentinos y acompañarlos con una degustación de productos locales. Pero no es un restaurante. Solo ofrecemos algunas especialidades saladas y dulces para acompañar los vinos”, detalló Ariel Cachazo, socio gerente del emprendimiento.

La modalidad es autoservice, pero también se puede pedir asesoramiento a las mozas.

Una de las particularidades del emprendimiento es que es atendido por un sommelier y una cocinera brasilera. Eduardo Schiebel y Rhana Silva Lima son los referentes de Cava Patagónica y atienden la vinoteca y el bar. Son además pareja y se destacan por su excelente atención, ponderada por los visitantes.

Hay cómodas mesas para reuniones con degustaciones.

“Los clientes del Wine Bar reciben una copa y una tarjeta donde se cargan los consumos de los dos expendedores de vinos. El primero tiene 6 variedades de diferentes bodegas y el segundo cuatro, exclusivos de Casa Bianchi. Hay tres medidas: degustación, media copa y copa entera. Las mozas sirven los productos que acompañan al vino, que se elaboran en la barra, donde no hay cocina, solo 3 hornos eléctricos”, explicó Eduardo.

Mónica, junto a la picada patagónica, ideal para iniciar las degustaciones.

También se puede pedir una botella de vino y consumirla en el bar, con un 5% de descuento, sobre los precios de vinoteca. Para acompañar el vino se recomienda una tabla patagónica, con una selección de fiambres y quesos, encurtidos caseros, compota de tomate y rosa mosqueta, aceitunas y frutos secos tostados. Viene acompañada por una canasta de grisines y tortadas de pan de fermentación natural. Otra opción, deliciosa, es el carpaccio de trucha ahumada, salsa de yogur e hinojo, encurtidos de rabanitos y aderezo de alcaparras con pan de centeno.

El carpaccio de trucha ahumada, un plato súper recomendable.

La propuesta gastronómica se completa con mini brioches de bondiola, focaccia de fugazzeta y berenjena glaseada con hummus y salsa criolla. Como especialidades dulces se puede probar el mousse de chocolate blanco, rosa mosqueta y frambuesa o la chocotorta y cremoso de café.

Los 4 mini brioches de bondiola se sirven en el formato finger food.

El Wine Bar abre por las tardes y se extiende hasta el cierre de la galería. Luce muy bien decorado, con meses individuales o grupales. La vinoteca tiene un salón exclusivo para degustaciones, con cata guiada por Eduardo, para 6 o 8 personas.

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