En el marco de un atardecer idílico los vinos rionegrinos de la bodega Aniello ascendieron hasta el refugio Roca Negra, en el cerro López, donde fueron degustados por cocineros, titulares de restaurantes, empresarios del turismo y dueños de vinotecas. La presentación estuvo a cargo de María Cruz de Angelis, directora de la bodega ubicada en Mainqué y Laura Reynoso, titular de la distribuidora Bliss, con sede en Bariloche.
Los vinos elaborados con uvas Pinot Noir son reconocidos como los típicos de la Patagonia. O, para ser más justos, son los vinos emblemáticos de la provincia de Río Negro, donde se elaboran excelentes etiquetas, muchas de ellas premiadas en el mundo.
Con la montaña cubierta de nieve y una hermosa vista hacia los lagos Moreno y Nahuel Huapi, María Cruz describió cada uno de los cuatro vinos presentados y degustados por los presentes. Forman parte del portfolio de la bodega ubicada a 30 kilómetros de General Roca, junto al río Negro. Allí tienen 55 hectáreas donde se cultivan uvas Malbec, Merlot, Chardonay y Pinot Noir. También hay una parcela con uvas Trousseau, originarias de Francia, plantadas en 1932, con la cual se envasan 2000 botellas anuales.
Los vinos son elaborados por la enóloga María Eugenia Herrera y priorizan las uvas Pinot Noir, con las cuales se hacen vinos tintos, rosados y blancos. Esta última variedad es única en Argentina. Están destinados a paladares que gustan probar vinos diferentes, con una fuerte impronta por el terruño.
La presentación incluyó la degustación de los vinos de la línea 006, en las variedades Rose Pinot Noir, Merlot y Malbec. Y también fue servido el Trousseau, cosechas 2015 y 2019.
El maridaje de cada cepa fue preparado por el chef barilochense Richard Oyarzún, con una extensa trayectoria gastronómica en la cordillera. El primer vino fue acompañado por un canapé de salmón rosado, un producto originario de la Patagonia trasandina. Esta variedad de vino es destinada en su mayoría a la exportación.
En segundo término fue degustado el 006 Merlot, con un leve paso por barrica de roble francés y también en huevos de concreto. Un vino bien logrado que estuvo acompañado por una escalibada con base en tortilla de papas. Muy buena combinación.
El tercer vino, 006 Malbec, fue servido con dos variedades de empanadas: rellenos con hongos recolectados en los bosques barilochenses y carne de ternera cortada a cuchilla. La masa, artesanal, fue elaborada por Oyarzún en el refugio.
La bodega Aniello recibió una importante inversión en 2013 y fue totalmente renovada, siendo una de las más modernas de la provincia. Posee vasijas para añejar 500 mil litros de vinos y una moderna línea de embotellamiento, que llena 1.500 envases por hora. Pese a estar cerca del río las viñas tienen clima desértico, con una importante amplitud térmica, lo que permite crear vinos con impronta del lugar.
El postre, mousse de chocolate con frutos rojos y merengue, fue maridado con el Trousseau, una cepa que nunca antes habíamos degustado. Un vino diferente. Es la etiqueta Premium de la bodega, a un precio de 3.500 pesos la botella, un valor seguramente pensado para la exportación.