La visita de Rubén Patritti a la ciudad fue la ocasión esperada para degustar los vinos de alta gama que elabora desde el 2003 en San Patricio del Chañar, junto a un grupo de empresarios.
Ingeniero en petróleo, consideró a la vitivinicultura como su verdadera pasión y, como socio propietario y presidente del emprendimiento, presentó recientemente sus vinos Lassia. Su nombre recuerda al primer continente del planeta tierra, antes de que se divida, y deriva de Panta-Lassia.
La joven bodega cuenta con el importante asesoramiento del reconocido enólogo Mariano Di Paola, cuyos aportes dan vida a la línea principal, Primogénito. Así lo destaco Rubén, en un encuentro con invitados gastronómicos de la ciudad, organizada por sus representantes regionales, en el restaurante & bar de copas i Latina.
Previo a degustar los principales de la bodega, la sommelier Carolina Etcheverri, del departamento de ventas, presentó las diferentes cepas cosechadas en el 2009 que dan como resultado a una segunda línea de productos, Lassia, la experiencia más joven de Patritti, bien aceptada entre los presentes por sus particulares características.
Todos los ejemplares de esta línea poseen un estacionamiento de 4 meses en barricas de roble francés y americano, del primero en un 85%. Son vinos suaves, fáciles de tomar y a la vez amplios de maridar. En sus diferentes cepas la intensidad es media, ello habla de su juventud y frescura.
El primero que se degusto fue el pinot noir, muy aromático y con buena intensidad, ello debido a su terroir. La zona de cultivo es ventosa, lo cual no solo favorece la sanidad del fruto, también genera que las uvas desarrollen una piel más gruesa a modo de protección, de esta forma hay mas concentración de taninos y por ende, el color de los vinos se vuelve más profundo, aun así, los resultados respetan las particularidades tan anheladas de la cepa. Un ejemplar recomendado para maridar con carnes blancas, en especial elaboraciones con pescados y pollo, también ensaladas con hongo o pizzas bien de montaña, con ahumados y algo de rúcula.
Luego se degusto el malbec, con una intensidad muy similar al anterior, ligero y muy frutado, equilibrado en nariz y en boca, recomendado para degustar en maridaje con comidas agridulces. Un vino que despliega sus aromas, desde la copa, de una forma excepcional.
Finalmente, se presento el primer cabernet savignon de esta segunda línea, muy frutado, especiado, de intensidad y acidez medias, equilibrado, bien para maridar con platos un tanto más estructurados, algunas elaboraciones con conejo, cordero y cortes vacunos.
La bodega posee una capacidad total de producción que ronda el millón y medio de litros. Con el 15%, Patritti elabora sus partidas, el porcentaje restante se vende a granel a otras bodegas, entre ellas La Rural, para quien Mariano Di Paola también es su prestigioso enólogo.
Según explicó Carolina, la bodega cultiva unas 110 hectáreas, en su mayoría de uvas tintas, de las cuales 20 has. son de pinot noir, 55 de malbec y otro importante sector para merlot y cabernet savignon.
Luego de otras explicaciones y respuestas a las preguntas de los presentes, Carolina continuó con la línea principal de Patritti, Primogénito. Las cepas degustadas fueron cosechadas en el 2008, todas con una guarda en barricas de roble durante 12 meses y luego en estiba otros 12 meses más, con un potencial de añejamiento considerable.
La primera cosecha de esta línea tuvo lugar en el 2007, cumplió sus meses de reserva y se presentaron los vinos por primera vez en el restaurante Waldhauss de Villa La Angostura, así lo escogieron sus socios propietarios.
En esta oportunidad, sorprendió en el deck de i Latina la intensidad de los aromas del pinot noir, muy frutados, un vino muy elegante, donde, según expreso Carolina “se fusiona la delicadeza del viejo mundo y la intensidad del nuevo mundo”. Especial para salsas con hongos o pescados como el abadejo, la trucha o el salmón.
Luego, un malbec, con una exquisita redondez dulce, final largo y acidez equilibrada y un cabernet savignon, caracterizado entre los presentes como un ejemplar bien armado.
El encuentro finalizo con un merlot, intenso, uno de los que más gustó. De color rojo rubí claro, profundidad media. Un vino que despliega en boca los sabores maduros de los frutos rojos como las frambuesas y ciruelas, también algo de tierra y vainilla, propios del aporte del roble. Un vino redondo y persistente.
Así mismo, la bodega elabora con cepas chardonay y savignon blanc. En poco tiempo se podrá degustar una combinación especial de uvas tintas, además de recorrer las instalaciones del emprendimiento y el complejo destinado a turistas, ambos a cargo del arquitecto Rubén Sidoni.