El primer día de las clases magistrales que programó Bariloche a la Carta fue un gran éxito y los cinco cocineros presentaron magníficas propuestas ante un nutrido auditorio de estudiantes de cocina, cocineros, amas de casa, profesionales de la gastronomía y publico deseoso de aprender y probar nuevos platos. Las exposiciones tuvieron lugar en Bariloche Eventos y Convenciones (BEC) que dispuso una cocina a la vista y la perfecta organización que lo caracteriza.
Por turnos, los cocineros expusieron sus propuestas. Asimismo dictó una clase sobre los vinos patagónicos Anabella Alcuaz, de Patagonia Vinos, una referente local en lo que se refiere a bebidas.
Los chef locales que se presentaron fueron Pablo Quiven, Federico Domínguez Fontan y Emiliano Schobert. Entre los invitados lo hicieron Gabriel Santangelo y Martín Repetto.
Sin dudas Martín Repetto, chef ejecutivo del Radisson Royal Moscú, fue el cocinero más esperado. El hecho que dirija la cocina de uno de los mejores hoteles de Moscú, ser argentino y haber dirigido la cocina del hotel Llao Llao hace 12 años, fueron atractivos más que suficientes para llenar la sala.
Antes de subir a cocinar Martín compartió una entrevista en vivo realizada por Alejandro Maglione, célebre periodista de gastronomía, quien trabaja en el Grupo La Nación y en la revista Brando, durante la cual Martín relató su experiencia en Moscú, donde entre muchas otras cosas aprendió el idioma ruso. Relató que viajó a Ucrania en el año 2003, para armar la cocina de un nuevo hotel 5 estrellas, el primero en aquel lejano país.
En lo que respecta a la cocina, preparó dos platos rusos con productos patagónicos. En primer lugar hizo una sopa fría, Kriska, que incluye en su interior una ensalada rusa (no la que comemos en Argentina) y luego una trucha ahumada que envolvió un relleno de varios productos, entre ellos centolla patagónica, que se presentó sobre unos pepinos saborizados y acompañados por caviar y hren (rábano picante).
Entre las muchas cosas que contó Martín dijo que la centolla que se cría en los mares rusos es más grande que la patagónica y que el eneldo se utiliza en muchísimas comidas, “casi tanto como el cilantro en Chile”, explicó. También se mostró proclive a usar platos grandes, ya que “el 60 por ciento de la comida entra por los ojos, y por ello un lindo plato contribuye a la primera imagen”, afirmó.
Entre las muchas anécdotas, quien dirige una cocina con 170 cocineros y 80 ayudantes, reveló que en Moscú probó pollos cocinados al horno cubiertos de mayonesa, un plato que “nunca me imaginé, pero resulta muy rico”.
Por su parte, Santángelo, quién es médico pediatra pero un gran gourmet y también cocinero y coautor del libro sobre cocina patagónica, “Patagonia: recetas de Los Andes”, realizado junto a tres amigos, dos de ellos fotógrafos y el tercero diseñador gráfico, presentó un pastel de papas con relleno de cordero guisado y además entregó la receta impresa a todos los asistentes. Un maestro!!!
Gabriel, cuyo libro presentó el año pasado, explicó en detalle cada uno de los pasos para preparar el plato y también aportó varios secretos de cómo obtener platos sencillos, con ingredientes fáciles de conseguir. Entre ellos, reveló que el secreto del pastel radica en cocinar bien las papas, que no deben estar demasiado blandas. Se cortan con la cáscara en láminas de un centímetro y se doran en aceite de oliva en un horno, a fuego fuerte, hasta lograr la textura ideal: ni duras ni muy blandas.
El guiso de cordero es tradicional, y puede reemplazarse por uno de jabalí, ciervo o carne vacuna. El pastel se puede armar de varias formas. Guillermo eligió tres, siempre con las papas intercaladas con el guiso y queso parmesano. Se calienta diez minutos en horno fuerte y a la mesa. Lo que probamos, resultó excelente.