Dulce Pacha Mama es la primera casa de té y cervecería vegetariana y vegana de la Patagonia, ubicada en la región del Paralelo 42. A cargo de las hermanas Brenda y Lavinia Sisa, supo conquistar a residentes y turistas por igual. Su cocina es exquisita y el restaurante fue diseñado como tal, en estilo moderno y una soberbia cocina. Es amplio, con una barra y 50 cubiertos. El salón luce bien decorado y tiene variados cuadros, muchos de ellos de artistas plásticos regionales.
Ninguna de las hermanas tiene antecedentes gastronómicos pero eso al fin y al cabo, viendo y probando los platos, a pocos le importa. Ambas destacan en la carta a su mentor y maestro, Guillermo Andreani, un referente de la buena mesa en Bariloche, con un estilo similar al de Pacha Mama, en su restaurante Covita.
No obstante, comparten la filosofía de la propuesta gastronómica de su cocina, ya que Lavinia es vegetariana desde los 18 años y Brenda es vegetariana y vegana. “Esto nos cambió la vida y podemos decir que somos felices”, aseguró Lavinia. Dijo que su hija adolescente, también se sumó a la movida y está a gusto lejos de la gran ciudad. “Acá somos nosotras, no somos las hijas de nadie”, bromeó.
El restaurante se ubica en la RN 40 Km 1897, en el Paraje El Pedregoso, provincia de Chubut. Está sobre la ruta, pasando el Hoyo 3 kilómetros, a mano derecha si viajamos hacia Esquel. Hay lugar para estacionar frente al establecimiento. Abre diariamente de 17 a 23.
Hay dos cartas, la de tarde y de noche. Por ser los restaurantes veganos y vegetarianos poco frecuentes en la zona andina, donde abundan las parrillas, pizzerías, platos con ciervo, jabalí y truchas, lugares con pastas y restaurantes temáticos, Visión Gourmet detallará la carta en detalle, para que se pueda ver que las propuestas son por demás interesantes.
En la carta de tarde se destacan tés verdes y especiados, café y variedad de tortas, muffins y masas. También hay tostados: vegano, de queso y queso y tomate. Todos con pan pita. También se ofrecen tres variedades de cervezas artesanales, en pinta o media pinta, ya que la carta de bebidas es idéntica a la de noche.
Para la noche se recomiendan una picada vegetariana o vegana (chorizo de seitán y hongos, ricota de girasol, escabeches varios de vegetales, cremas de legumbres, pinchos de tempeh con ciruelas y pichos de tofu con olivas, pan y focaccia). Hay pizzas de la huerta, indocanchera o un sandwich de seitán con pan pita (bife de seitán, hojas verdes, pepinillos agridulces y tomates).
Asimismo se puede probar una tapa o pincho, a manera de aperitivo, en base a los ingredientes de las picadas, para acompañar una pinta de cerveza. Recomendables con nachos con queso, salsa picante o frijoles y hay una opción para los veganos, con paparella. Otra opción son las papas fritas, obviamente de la huerta, así como la mayoría de los vegetales.
No faltan los postres. La pastelería del lugar es excelente. Mousse casero o copa helada con frutas frescas y para los golosos también se puede elegir alguna torta o tarta en el menú de la tarde. El precio promedio por persona, sin bebidas promedia los 120 pesos.
En materia de bebidas, Pacha Mama ofrece agua mineral embotellada, con o sin gas, jugo orgánico, jugos naturales, te frío y batidos con leche de avena. No faltan las bebidas de alcohol, donde se puede probar las cervezas artesanales Pale Ale de Chaura, la IPA de Huemul y la Stout de Murrayana y buenos vinos. También se pudo probar el whisky Alazana, elaborado en El Bolsón, pero la alta demanda por el primer single malt de la Patagonia, agotó su existencia.
En su lateral sur Pacha Mama tiene otro salón grande, para eventos o clases de danza y yoga. Allí funciona el Estudio Samadhi, con clases de danza árabe y tribal, y yoga vital. En el lugar suelen hacerse eventos y espectáculos, como así también se puede alquilar para seminarios, reuniones y otros.
En las inmediaciones del edificio principal está el invernadero, desde donde se extraen las verduras. Este invernadero amerita una nota en sí mismo, Tiene 1.000 metros cuadrados cubiertos, con moderna tecnología y una impresionante variedad de vegetales, plantas, frutas y hortalizas, todos productos orgánicos y que se sirven en las mesas.