Alberto Arizu en Bariloche

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La visita anual de la bodega Luigi Bosca a Bariloche constituye uno de los encuentros más esperados por los profesionales y empresarios del mundo gastronómico. Tiene lugar a fin de cada año y si cuenta con la asistencia de Alberto Arizu, director comercial y propietario familiar, mucho mejor. Los participantes pueden interiorizarse no solo sobre las novedades que tiene la bodega mendocina, también sobre las perspectivas de la vitivinicultura y el mundo del vino.

“Hoy, cualquier país productor de vinos, puede elaborar muy buenos productos. Es importante hacer buenos vinos, pero más importante es venderlos”, evaluó Alberto, durante su exposición sobre la evolución del vino en el mundo. El empresario agregó que “el 95 por ciento de los vinos que se elaboran se consumen en un término de dos años después de haber sido embotellados”.

Ambos conceptos permiten inferir que en la actualidad hay una mayor paridad entre los diferentes vinos del mundo y que la mayoría compra vinos para consumir, no para guardar. Esto avala la mayor presencia de las tapas a rosca en las botellas y también la necesidad que las bodegas se ocupen de añejar los vinos, antes de lanzarlos al mercado.

“Las tapas a rosca son un fenómeno impuesto. Nosotros ya los comenzamos a usar en la línea de Finca La Linda y en las restantes, deberíamos cambiar la matricería de las botellas para hacerlo”, explicó. En lo que respecta a la guarda, destacó que la bodega dispuso invertir en una nueva cámara frigorífica, con capacidad para almacenar 100.000 botellas.

A su criterio, en la actualidad los vinos argentinos compiten en Europa con los italianos y españoles, no tanto con los chilenos y australianos, como sucedía hace algunos años. “Argentina tuvo una excelente campaña de marketing durante los últimos años y logró posicionar su Malbec en un sitial preferencial dentro del consumo. En 1995 exportábamos alrededor de 5 millones de dólares de esta cepa, hoy superamos los mil millones”, detalló.

En este período la industria vitivinícola creció muchísimo, pero el consumo per cápita decayó. En promedio, el consumo bajó de 90 litros por año a 24. Se toma menos, pero mucho mejor. El negocio del vino se consolidó y en la provincia de Mendoza el sector da trabajo en forma directa a unos 100.000 operarios y en forma indirecta a otras 200.000 personas.

“Hoy los vinos están muy equiparados en el mundo y pueden competir mano a mano entre sí”, agregó en distendido diálogo. En este aspecto, no se habla más de vinos del nuevo y viejo mundo, se habla de los vinos que el público consume y prefiere.

Luigi Bosca es considerada la bodega familiar más antigua de Argentina. Alberto reconoce que sus conocimientos y el amor por el vino lo heredo de su padre. Fueron los creadores de la marca país y uno de los primeros en incrementar las exportaciones en los años 90. “Puedo decir que mis abuelos desarrollaron el vino y mi padre el negocio”, dijo.

Como es tradicional, las visitas hacia la Patagonia son coordinadas por Jorge Goriziano y Anabela Alcuaz, de la vinoteca Patagonia vinos, representantes de Luigi Bosca hace muchos años. Alberto estuvo acompañado por su esposa Carolina y en las reuniones participaron referentes locales y de las ciudades cordilleranas.

¿Qué se puedo degustar y probar? La visita duró cuatro días, con tres citas gastronómicas y un torneo de golf. Las actividades comenzaron en el Bokado, con una charla y degustación de los nuevos vinos Finca La Linda Private Selection, acompañada con un tapeo a cargo de la chef Daniela Rapp, propietaria del restaurante. El nuevo Sauvignon Blanc fue maridado con un shot de langostinos marinados. Este vino, ciento por ciento de la cepa mencionada, fue elaborado a partir de vides de más de 30 años, no tiene crianza en barricas y su potencial de guarda alcanza los dos años. Alberto también comento las bondades del nuevo Old Vines Malbec y el Smart Blend, elaborado con las cepas Cabernet Sauvignon (50%), Syrah (35%) y Tannat (15%), de vides de más de 30 años.

En el restaurant Terra, del hotel Alma del Lago, fue numerosa la participación de propietarios de restaurantes, vinotecas y distribuidoras de  Bolsón, Esquel, Villa La Angostura, San Martín de los Andes y Bariloche. El chef Luis Varela preparó carpaccio de salmón con el Sauvignon Blanc, siendo Luigi Bosca la primera bodega en comercializar esta cepa en Argentina. La cazuela de cordero fue servida con Luigi Bosca Cabernet- Malbec “Una combinación inspirada en la identidad de los argentinos”, explicó Arizu. También se mostró partidario de elaborar vinos aromáticos, no invasivos, con buena acides y que mariden bien”. “No hacemos vinos a pedido de ningún comprador”, agregó. Para el final, mousse de chocolate con Luigi Bosca Gewurztraminer. ¡Una combinación fantástica!

También el hotel Llao Llao fue un lugar de encuentro. Se pudo probar carpaccio de pulpo sobre teja de pesca blanca, trucha fresca y langostinos crocantes con el delicioso Luigi Bosca Gala 3 conformado por las variedades  Viognier, Chardonnay y Riesling. El lomo de ternera asado, vegetales braseados y ragout de alubias negras y espuma trufada fue maridado con el Luigi Bosca  Gala 2, un blend que combina Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot y el parfait de whisky y vainilla, bizcocho Sacher, creme brulee de dulce de leche y emulsión de naranjas, con Luigi Bosca Brut Nature.

Las visitas de Alberto Arizu se intensificaron a partir de la presentación del vino “Sangre”, a fines del 2010, que tuvo lugar en el recordado Tinto Bistró del hotel Panamericano.

En noviembre del 2013 Eduardo Zerr, gerente de ventas de Luigi Bosca, presento el Riesling de Las Compuertas, cosecha 2013, el Cabernet–Malbec, proveniente de las Finas El Paraíso y La Linda,  el Grand Pinot Noir, de La Consulta (Valle de Uco) y el Malbec, del terroir Los Miradores, de Valle de Uco. Cuatro vinos que representan a su terroir, pero también a la familia Arizu, quienes hace más de un siglo se esmeran en crear cada vez vinos con marcada personalidad. El lugar donde se cultivaron, constituye el hilo conductor. En particular el suelo, pero también el clima, el riego, la poda del follaje y la orientación de las plantas. La armonía de todos estos elementos logra envasar vinos que merecen ser degustados, vinos, para disfrutar.

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