Cuando se trata de renovar platos de temporada, la estación invernal en la zona del Nahuel Huapi es sin duda inspiradora. Las montañas, el lago y las anheladas nevadas suman con el mismo condimento que atrae a los turistas a Bariloche, total belleza. Inspiración que Max Galván, Chef en Batistin, no desperdicia para preparar la nueva carta en el restaurante del Hotel Villa Huinid.
El chef cocina excelente y sus platos son ponderados en el mismo instante en que llegan calientes a la mesa. Pictóricos a la vista por su delicada y cuidadosa decoración.
Para presentar sus nuevas recetas de invierno Max reunió al personal del hotel y amigos de la casa, a quienes deleito en una degustación donde se presentaron cerca de diez platillos, con innumerables ingredientes cómplices.
El cocinero acompaño con su presencia, explicando las combinaciones logradas que unánimemente reunieron la aprobación esperada que ayudaría a definir en equipo el nuevo menú para Batistin, que ya se ofrece en la nueva carta.
Entre las entradas se podrá disfrutar de una causa limeña elaborada con papas crocantes, langostinos salteados, fetas de palta, mayonesa de zanahoria, semillas de amapola y tiras finas de morrones apenas salteados. Un plato bien latinoamericano que al momento de su estreno despertó los sentidos para continuar ansiosos con la degustación.
La sopa de cebollas es otra de las opciones, cremosa, con cubitos de panceta y un croutón de pan tostado que de apoco absorbe el caldo de la preparación, ingrediente que escogimos para degustar al final del plato, exquisito. Otro de los nuevos, una provoleta de queso de cabra, con ají molido, acompañada con hongos portobellos, champiñones y un chimichurri que termina de combinar sabores y aromas de campo. Esta última fue una de las favoritas, excelente.
Entre los platos principales, abundantes y sabrosos, se suma a la carta de invierno un goulash con spaetzle, en dos versiones: spaetzle clásicos y otros elaborados con albahaca y espinaca, ambos muy suaves, presentados con un guisado en su centro a base de bola de lomo, que concentra todo el sabor logrado con especias durante una hora de cocción, aportando a la suavidad de los spaetzle, un plato muy recomendado.
Así mismo, se puede solicitar un confit de cordero, tierno, que convence al paladar con el sabor característico de esta carne tan ponderada y el aporte perfecto del romero, acompañado por cuñas de papa y salsa criolla; el lomo de ciervo es otra de las delicias, presentado en porciones acomodadas sobre un colchón de chutney de manzanas verdes, anís estrellado, pimienta en granos, pasas de uva, canela y semillas de mostaza que dan a la preparación un crocante perfecto, un chutney exquisito que contrasta con su sabor dulzón y da la posibilidad de descubrir en sus aromas y sabores todos sus ingredientes.
Los lomitos de trucha son un manjar. Sus trocitos se acompañan con papas logradas a punto y se condimentan con una salsa de langostinos muy sabrosa. Como anteúltimo plato se sirvió un wok de vegetales a punto, hongos y langostinos, decorado con semillas de sésamo.
Finalmente los postres, ideales para compartir y coronar una prometedora velada. Entre ellos, un pictórico biscocho brownie luce de estreno, con cítricos, frutillas, láminas de chocolate y crema inglesa.
En la era de los grandes chef, Max Galván deleita con los sabores de su cocina y su sencilla personalidad. Sin secretos nos comenta al detalle sobre sus nuevas e inspiradoras recetas que lejos de ser un capricho son un alago al comensal, apenas descriptas en esta nota, dignas de disfrutar en Batistín.