Sabemos que en materia de vinos la cuestión es personalísima. Degustar y experimentar sobre la diversidad de productos es la clave para conocer cuáles son nuestros favoritos. No obstante, las recomendaciones nunca están de más y en esta nota sobre espumantes, infaltables para despedir el año, Sergio Vacca, representante regional de bodegas Chandon, nos guía en cuanto a variedades y sus respectivas diferencias. Los consejos nos ayudarán a entender el trato que merece esta legendaria bebida y el disfrute que encierra cada botella cuando se ajusta a nuestro paladar.
Sinónimo de festejo, el espumante tiene una larga trayectoria y sin duda en la historia vínica se posiciona como un gran hallazgo. Esta bebida fue descubierta en la zona de la Champaña, al norte de Francia, donde la llamaban la “bebida del diablo”. ¿El motivo? Los monjes de aquel entonces guardaban el vino en botellas antes de terminar su fermentación, etapa en la cual la elevada cantidad de dióxido de carbono que se generaba dentro de la botella las hacia estallar. Los productores no sabían frenar el proceso, las botellas estallaban y los galpones de guarda eran un caos.
Por un tiempo se abandono la producción pero, gracias al monje Dom Pierre Pérignon, volvió a ser un boom en las cortes y un éxito actualmente en todo el mundo. Su temor a una explosión en la bodega benedictina lo llevó a embotellar este vino en recipientes más resistentes, fabricados por ingleses, y a adoptar los corchos provenientes de España para reemplazar los tapones de madera que se utilizaban.
Desde entonces, atrapado en botella y transformado en burbujas, el dióxido de carbono es uno de los mejores amigos de esta bebida.
La producción en Argentina ha crecido muchísimo en los últimos años y actualmente más de un centenar de bodegas tienen su línea de espumantes, con lo cual enfrentarse a una góndola no es tarea sencilla.
Sergio Vacca nos explicó que hay dos métodos de elaboración, el champenoise o tradicional y el charmat. Ninguno es mejor que el otro, sino más bien se busca con cada uno estilos diferentes.
“Si figura en la etiqueta el método de elaboración, debemos saber que en el primero la fermentación del vino se produce dentro de la botella. Este método requiere más tiempo, ya que se busca cierta evolución del producto a través de una micro fermentación, por tanto su precio es un tanto más elevado, en el caso de Chandon, un 10% más”, explicó Vacca.
“El método charmat también es muy utilizado y, aunque un tanto más económico, se desprenden de él productos muy buenos. En este caso, la segunda fermentación se provoca en tanques de acero inoxidable, luego se embotella. En la etiqueta, el método casi siempre se aclara y cada uno tiene sus bondades, dependerá la elección del paladar de cada consumidor”, expresó.
Sergio dijo que en materia de espumantes una de las diferencias más importante reside en el azúcar residual, cuyo dato nos ayudará a identificar qué tipo de espumante nos seduce más: si los más secos (con poca azúcar) o los más dulces.
Para tener en cuenta: nature (sin azúcar), brut nature (menos de 3 grs. de azúcar por litro), extra brut (menos de 6 grs. de azúcar por litro), brut (menos de 15 grs. de azúcar por litro), demisec (33-50 grs. de azúcar por litro) y Dulce (más de 50 grs. de azúcar por litro).
Durante la entrevista, Sergio no dudo en descorchar cuatro ejemplares para acompañar las explicaciones. Mientras servía las copas nos comentaba que en Argentina los espumantes se elaboran a partir de tres cepas, semillón, pinot noir y chardonnay y que en Francia también se utiliza pinot meunier.
El primero que degustamos fue el nuevo Délice, con etiqueta de color celeste y naranja fluor, un productos que la bodega Chandon lanzó en marzo de 2012 con el objetivo de descontracturar el consumo de esta bebida. Sergio recomendó servirla en vasos sin pie, unos cubitos de hielo y albahaca; fue una gran sorpresa, ideal como aperitivo. También propuso experimentar con pomelo y pepino.
Este nuevo producto de la bodega lleva algunos retoques de la variedad petit manseng, su dulzor se debe al Semillón tardío y su inocente acidez aporta mucho equilibrio y frescura. Un vino ideal para los que recién se están inmiscuyendo en el mundo de los espumantes.
Luego compartimos el extra brut de la bodega, de etiqueta color dorada, muy elegante. “En Argentina, el 85% del consumo es de extra brut”, comento. Este se elabora en base a las cepas pinot noir, que aporta complejidad, y la chardonnay que imprime su elegancia en el arte del ensamblaje.
En este y en el resto de espumantes que se verán a continuación no se recomienda agregar hielo a la copa. Antes de servir debemos dejar la botella unas horas en heladera para lograr que este bien fresca. En caso de olvidarnos, Sergio recomienda preparar una frapera o balde con hielo, agua y un puñado de sal, esto ayuda a enfriar el producto en poco tiempo y no someter la bebida a los cambios bruscos de temperatura que ofrece el frezzer.
La temperatura recomendada para servir es de 4 a 7 °C, partiendo de 4 °C para los más dulces y llegando a los 7 °C para los más secos.
Este extra brut de Chandon marida muy bien con comidas no muy elaboradas, pescados, pollo, salsas livianas. También podemos escogerlo para postres, el lo posible bien dulces.
Luego degustamos el rosé y el brut nature. El primero, con su etiqueta rosada es más complejo, elaborado bajo el método champenoise, con aroma a frutos rojos por la presencia del licor de malbec. Con este espumante pasamos de lo cítrico a lo frutal, aún así el color rosado no debe estar asociado a una bebida dulce. Muy recomendado para maridar con entradas, carnes grilladas, pescados con salsa de frutos rojos, etc.
En el brut nature por su parte, predomina el pinot noir y el chardonnay, ideal para maridar con algún pescado, ave, salsa de hongos, no hay que temer con este espumante acompañar un plato principal.
Su etiqueta de color negra remite a elegancia, caballerosidad, prestancia, así lo definió el representante regional de Chandon.
Así mismo se recomendó durante la charla el Chandon demisec, de etiqueta plateada, dulce, fácil de tomar.
Al guardar estos productos hay que tener los mismos cuidados que para cualquier buen vino, un lugar fresco, no muy luminoso, no elevadamente húmedo.
Hay que recordar que no son productos de guarda, una vez en góndolas están listos para consumir.
Finalmente, una vez descorchado se recomienda consumir sin dejar pasar más de diez horas, ya que a medida que pasa el tiempo va perdiendo sus características.
Para recibir a los invitados, a la hora del postre y, sobre todo, al momento del brindis, no pueden faltar buenos espumantes, oportunidad para desear un buen comienzo de año y expresar a choque de copas nuestros anhelos para el año entrante.
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Salud!